29 jun 2011

Sónar Random #3 : hasta la vista, querido Sónar


El sábado es el día en que más gente va al Sónar. Claro, es sábado. Y también es el último día de Sónar, para quienes ya (o todavía) no podemos ir al Sónar Kids. Las entradas del Sónar de día estaban agotadas y yo leía el artículo de Lucía Lijtmaer sobre el Sónar “Déjà-vu” en el suplemento del Público en catalán, postrada en la terraza del Papitu, mientras mi caña de cerveza de trigo me observaba temblorosa: sabía que le quedaban pocos minutos de vida. “Como cada año, la misma pregunta: ¿estamos aplaudiendo las pruebas de sonido, o esto ya es el concierto?”, que grande eres, Lucía.

Y fue precisamente a causa de ese artículo que decidí que había llegado el momento de ver la exposición de aquel año (véase segunda parte del título del festival: “Música avanzada y Arte Multimedia). Como el logo del Sónar de este año era el símbolo del Euro (el dinero, el capital, los mercados, supuse) girado al revés transformado en una especie de sonrisa (la sonrisa de las agencias de calificación de la deuda, de los grandes empresarios, de los banqueros, supuse) y un Señor intentando vender al Sónar bajo la primicia “Festival en venta” (alusión a la crisis, a los despidos masivos, al cierre de empresas, a la impunidad con la que los de siempre han hecho millones de beneficios gracias a la crisis, supuse) pensé que la exposición sería no sé, una especie de Inside Job cínico de música avanzada y arte multimedia. 

En su lugar me encontré con una exposición sobre el Autorretrato. Bueno, Lucía me lo advertía en su artículo, pero aun así me sorprendió que el tema no tuviese nada que ver con el logo, en primera instancia. Luego terminé pensando (cf. Lucía Lijtmaer: “Nota para el lector: en el Sónar todo el mundo intenta siempre encontrar la coherencia de las propuestas”) que no era tan descabellado relacionar la crisis económica, Inside Job, y el cinismo con el autorretrato, el individualismo y The Velvet Underground. O a lo mejor es que había otra exposición sobre este tema en otra sala que yo no supe encontrar.

El Sónar del sábado transcurrió apacible y me dejó muchas imágenes de recuerdo. Entre ellas, una pareja dándose la mano para cruzar la multitud, una nuca femenina y soleada de pelo corto, un vendedor ambulante de cervezas, el balcón desde el que una señora observaba con prismáticos a toda aquella multitud de gente bailonga, y muchas otras más. Supongo que fue para compensar que, de aquella noche, no tenga ninguna foto, ya que no me dejaron entrar con mi cámara al Sónar de Noche: la tuve que dejar en consigna. La razón “es una cámara profesional, y luego los profesionales acreditados se quejan/ este año se han puesto muy serios con la normativa”, y yo con cara de póquer, no entendía nada, ¿pero si ayer entré con esta misma cámara y nadie me dijo nada? Bueno, entonces el año que viene tendré que pedir una acreditación profesional.


Le Sónar touchait à sa fin, c’était samedi, et je lisais, sur une terrasse, Lucía Lijtmaer et ses chroniques hilarantes du Sónar (supplément en catalan du journal Público). « Déjà-vu » avait-elle décidé de nommer son article, « Comme chaque année, je me pose la même question : sommes-nous en train d’applaudir les preuves de son, ou le concert a-t-il déjà commencé ? », elle est énorme, Lucía.

Incité par ses mots à propos de l’expo (voir deuxième partie du nom du festival : « Musique avancée et Art multimédia », j’ai donc décidé d’y aller faire un tour. J’avais lu qu’il s’agissait d’une expo sur le portrait, l’autoportrait, les portraits, mais j’en avais apparemment rien à faire puisque cela ne m’a pas empêchée d’être étonnée lorsque j’ai vu qu’il ne s’agissait pas d’une expo autour (de ce que j’avais décidé qu’était le thème) de la campagne publicitaire de cette année, mais d’une expo autour du (surprise !) : portrait. Allez savoir ce que mon cerveau fait pendant que j’essaye de lire un article de presse…

Bref, pour en revenir à l’expo, elle parlait de portrait, de l’importance du portrait et I’ll be your mirror. Sur le thème de la campagne de pub du Sónar de cette année (le signe de l’euro inversé + un agent de ventes douteux qui essaye de vendre le Sónar sous le texte « festival à vendre ») j’avais décidé qu’il s’agissait d’une satire de la crise économique, de la faillite de nombreuses petites et moyennes entreprises, du sourire cynique en forme d’Euro des agences de qualification et des banquiers qui devenaient encore plus riches grâce à tout ça. L’autoportrait serait, face à tout ça, la réponse du peuple ? arrêtons de regarder en vers eux et regardons-nous nous-mêmes ? Lucía m’avait prévenu : « Note pour le lecteur : au Sónar, tout le monde essaye toujours de trouver une cohérence », et me voilà en train de faire exactement ce qu’elle avait prévu… : c’était ma minute mouton.

Et c’est comme ça, sous le soleil, que le Sónar de jour du samedi s’est doucement écoulé. J’en ai gardé plein photos, peut-être pour compenser le fait de n’avoir pas pu prendre de photos au Sónar de nuit de samedi : on ne m’a pas permis d’y accéder avec mon appareil photo sous la suivante argumentation : « C’est un appareil professionnel, et après les vrais professionnels avec accréditation se plaignent/ c’est très rigide, la normative, cette année », j’étais perplexe, la veille je l’avais amené sans problème ! Bref, faudra que je demande une accréditation, l’année prochaine…

Je vous laisse avec une merveilleuse nuque aux cheveux courts, féminine et ensoleillée, avec l’économie submergée parallèle au festival, sous forme de vendeur de bières, avec une mariée très originale, avec deux amoureux se tenant la main très fort pour traverser la foule, avec le balcon depuis lequel, une voisine, espionnait avec des binocles, tout ce qui se passait au Sónar… et avec plein d’autres petites choses.

MDM 
 



 

 
 


 
 


 


 


 

 

 


 










 









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